Invasor va por otro sueño

El mejor caballo del mundo, que es argentino, tiene una historia de fábula; ahora, el desafío está en Dubai

Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta...

Erase una vez en Buenos Aires un potrillo que parecía del montón, se llamaba Quiet Style. Sus dueños, unos aficionados uruguayos, lo adquirieron gracias a una historia digna de una fábula: habían llegado al país con la intención de ir a ver caballos al haras La Biznaga, en la localidad bonaerense de 25 de Mayo. Hubo un problema con la avioneta que debía trasladarlos y no pudieron ir allí. Entonces, el agente de ventas que los guiaba en su compra les ofreció visitar el haras Clausán, que estaba más cerca. Allí vieron a Quiet Style, por quien pagaron un precio de regalo . Ya en Montevideo, el caballo tuvo que ser operado de una rodilla y sus dueños le dieron un nuevo nombre. Quizá por eso de ser un extranjero en esa nueva tierra lo bautizaron Invasor.

Un hada supo ver la belleza oculta detrás de las cenizas y le dio su oportunidad a la que llamaban Cenicienta. La bella muchacha pudo mostrarse en todo su esplendor en una fiesta de gala y este caballo también tuvo su oportunidad de brillar con sus nuevos dueños. Estos uruguayos, que habían sido guiados por la mano del destino, presentaron a Invasor en Montevideo y ahí el caballo empezó su carrera a la gloria: ganó todo lo que corrió en ese país, incluidos los grandes premios que conforman la Triple Corona.

Gustavo Duarte, el jockey que lo montó en todas esas competencias en la otra orilla, cuenta que el caballo ganaba casi solo. Una anécdota de esos tiempos lo pinta de cuerpo entero: Duarte lo ejercitó sobre 1200m para correr el Gran Premio Nacional. El pingo hizo el gran tiempo de 1m13s y el entrenador reprendió al jinete por exigirlo de más en esa preparación. El jockey se bajó de Invasor y tuvo que esforzarse para convencer al cuidador de que no había sido decisión de él, que ni siquiera lo había movido: fue el pura sangre el que andaba con ganas de correr. Así es este caballo: siempre buscando más, siempre con tracción de reserva .

Después de aquella fiesta de fábula, un príncipe no pudo dejar de pensar en Cenicienta y fue a buscarla al pueblo; sólo tenía un zapato para tratar de reconocerla. Un príncipe también supo de Invasor y fue a buscarlo. Su nombre es Hamdan bin Rashid Al Maktoum, ministro de Finanzas de los Emiratos Arabes Unidos. El caballo viajó a Dubai para correr, pero el traslado no le hizo bien aquella vez y consiguió un cuarto puesto frente a Discreet Cat, el malo de esta película . Fue la única vez que perdió en su vida. Luego, el príncipe lo llevó a correr a los Estados Unidos e Invasor se volvió rey ganando todo y a todos. Su punto más alto lo logró cuando se quedó con el triunfo en la Breeders Cup.

Sin olvidarse de su historia de película, este hijo de Candy Stripes siempre dio espectáculo: una vez, en Saratoga, se fue de manos en la largada, pero se recuperó y pudo ganar por el hocico. En su última carrera en el Whitney Handicap (G 1), en Miami, escribió otra escena para un largometraje. Casi se cae porque traía tanta velocidad que estuvo a punto de llevarse por delante a otro caballo y su jockey tuvo que sujetar con fuerza de las riendas. Ya recuperado, le buscó otro lugar para pasar y el caballo se recuperó y ganó cómodo.

Cenicienta... bueno, la historia es conocida, se casó con el príncipe y los dos vivieron felices para siempre. Pasado mañana, este caballo Ceniciento va a correr en las tierras del príncipe Al Maktoum, en Dubai. Se va a enfrentar otra vez con los mejores del mundo y tendrá su revancha frente a Discreet Cat, el único caballo que lo venció. La Dubai World Cup es el nuevo desafío. Quizás el último para aquel caballito que fue descubierto por casualidad...

El crack, con el jockey más joven de la carrera Fernando Jara
El jinete de 19 años, nacido en Panamá es quien monta a Invasor desde que el caballo llegó a los Estados Unidos. También será el encargado de llevar las riendas este sábado en los Emiratos Arabes Unidos.