Fue sacrificado tras sufrir un cólico que no pudo superar; tiene 56 hijos ganadores clásicos...
Murió Candy Stripes. El caballo ya había sido retirado como reproductor en 2004 y pareció esperar su despedida hasta que uno de sus tantos hijos exitosos, Invasor, se consagrara como caballo del año en los Estados Unidos, una distinción inédita para el turf argentino.
El notable padrillo debió ser sacrificado anteayer, en el haras Carampangue, debido a un cólico del que no podía recuperarse, según reveló a LA NACION Ignacio Pavlovsky, director de esa cabaña y responsable de la negociación por la cual el hijo de Blushing Groom fue traído definitivamente a nuestro país, en 1999.
Pero fue una década antes que Candy Stripes pisó por primera vez la Argentina y fue Alejandro Menditeguy el que lo llevó a su haras Abolengo, cuyas yeguas madres complementaron al semental a través de hijos que no tardaron en destacarse.
Campeones en los Estados Unidos como Invasor y Leroidesanimeaux (mejor caballo del césped en 2005), un ganador del Carlos Pellegrini, Seaborg, y otro, Tapatío, héroe del Nacional; un campeón en Sudáfrica, Eventuail, y otros fenomenales ganadores de Grupo 1 como Different y City West, y abuelo materno de Candy Ride. Sólo por mencionar un puñado de los mejores.
Según la publicación por Internet brisnet.com, son 56 los hijos de Candy Stripes que ganaron clásicos.
Después de la espectacular camada 2002, con Invasor, Rider Stripes y Cursora, Candy Stripes tuvo 45 hijos en 2003, el año en el que experimentó problemas de fertilidad que se tradujeron en sólo dos crías en 2004, las últimas. Una de ellas murió y la otra, una hembra de nombre Candy Vous, fue exportada a Sudáfrica.
Abolengo vendió al padrillo a Taylor Made, una estación de montas de Kentucky que lo compartió en dos temporadas del hemisferio sur con el haras argentino.
Recuerda Pavlovsky: "En el 98 lo quise alquilar pero nos ganó Gonzalo Torrealba y lo llevó a Brasil. Después sí lo traje para Carampangue en sociedad con Clausán, Santa María de Araras, Vacación, San Benito y Río Claro. Para mí, fue uno de los mejores de los últimos veinte años, comparable con Southern Halo, Roy, Cipayo..."
Un rasgo que destaca el veterinario fue que "dio hembras y machos y caballos para la corta y para la distancia. Pensar que al principio, cuando volvió, costó vender servicios, hasta que salieron Tapatío y City West y el libro pasó de tener 30 yeguas a más de 100".
El entrenador Roberto Pellegatta, opinó: "Para mí fue uno de los grandes padrillos que tuvo la Argentina. La característica principal era la de dar caballos de una gran nobleza además de que corrían todas las distancias. Yo entrené muy buenos hijos de Candy Stripes, como City West, Criollito, Carla Stripes y Rider Stripes, todos ganadores clásicos".
Alguna vez, Juan Carlos Maldotti aseguró que Body Glove fue el mejor caballo que había entrenado. Pasó el tiempo pero el concepto es similar: "Sí, fue uno de los mejores. Candy Stripes fue un padrillo excepcional. De los más grandes que hubo en la Argentina".
Al conocer la noticia, Alan Shuback, periodista del Daily Racing Form , comentó a LA NACION: "Es triste saber que murió un padrillo tan grande; fue meritorio lo que hizo sin tener el beneficio de producir con las mejores madres del hemisferio norte".
Ayer, un tal Nash Stripes salió de perdedor en la última de San Isidro. Sonó a homenaje al padrillo, a poco de su muerte.
jueves, 1 de marzo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario