Por segundo año consecutivo, el caballo que entrena Juan Esteban Bianchi ganó el Pellegrini, algo que no ocurría desde 1945.
El cuerpo agitado del héroe de San Isidro, Storm Mayor, movía de arriba abajo a Julio César Méndez, su jinete, con cada latido de su corazón ganador, y el uruguayo se paraba en los estribos y levantaba los brazos.
En el círculo de ganadores repleto de gente, el jockey no podía bajarse en medio del festejo de un doblete memorable. En verdad eran dos. El de Storm Mayor y el propio, iniciado un par de horas antes en el Gran Premio Félix de Alzaga Unzué.
Ya de a pie, Méndez, en la tarde más calurosa que se recuerde en los Pellegrini, peleaba con Mirtha Legrand en el campeonato de los abrazos y saludos. Y ganaba.
La conductora, cordial, se paraba ante cada muestra de afecto. Al jockey lo zamarreaban de un lado a otro. De abrazo en abrazo.
Por segunda vez consecutiva, Storm Mayor ganó el Carlos Pellegrini. La carrera con la que sueñan todos. La que seguro no dejaba dormir en los últimos días a Juan Vargas, un jockey peruano que salió por primera vez de su país para venir a San Isidro con una yegua de inclusión inexplicable... salvo porque terminó segunda a tres cuartos de cuerpo. El nombre, Shuaily.
Pablo Falero, el jinete que no se equivoca, eligió a Cirque du Soleil porque en su balanza hubo razones que pesaron más que las técnicas o que el impulso de volver a ganar con Storm Mayor, un año después de hacer temblar este mismo hipódromo con la victoria que empezó a convertir a un caballo en leyenda.Y Cirque du Soleil, de los que más pareció sufrir el calor, a juzgar por ese cuerpo brillante de sudor en la redonda, fue a la punta con buena ventaja. Erdosain fue un escolta de corto vuelo y Storm Mayor apuró el paso en cuanto Méndez se dio cuenta de que no había que perderle pisada al puntero.
Se acercó en el codo el hijo de Bernstein y dominó en los primeros pasos del derecho. La ventaja que sacó ya levantaba aplausos. La imagen de la televisión, ampliada en dos pantallas gigantes de maravillosa visión, mostraba a Storm Mayor solo, pero tuvo que ampliarse aun más porque por afuera venía un malón. Entonces se vio el látigo de Méndez trabajar a destajo. Y no era para que su caballo luciera más.
Atrevida, la peruana improbable venía a fondo. Las mangas amarillas de Vargas movían riendas y fusta. Su increíble viaje en la recta había comenzado desde el último puesto y por los palos. Pasó a un rival Shuaily, pero se encontró con una pared en los 300. Se abrió hasta media cancha aunque, luego se comprobó, era tarde. "Creí que había ganado", dijo Vargas, de 24 años, entre feliz y sorprendido.
Uno de los brazos amarillos tenían un brazalete negro, en tributo de Robalca, el notable periodista que murió hace una semana, llevándose un prestigio que lo hizo presidente del Jockey Club del Perú.
El puño apretado de Méndez. El sereno galope de Storm Mayor de regreso. La ovación de todas las tribunas. Las imágenes se repiten en cada Pellegrini. Pero éste es diferente. La historia que se cuenta en triunfos recordará que el caballo entrenado por Juan Esteban Bianchi tiene dos victorias al hilo. Una hazaña tan grande que, en 100 años, se cuenta con los dedos de una mano.
El cuerpo agitado del héroe de San Isidro, Storm Mayor, movía de arriba abajo a Julio César Méndez, su jinete, con cada latido de su corazón ganador, y el uruguayo se paraba en los estribos y levantaba los brazos.
En el círculo de ganadores repleto de gente, el jockey no podía bajarse en medio del festejo de un doblete memorable. En verdad eran dos. El de Storm Mayor y el propio, iniciado un par de horas antes en el Gran Premio Félix de Alzaga Unzué.
Ya de a pie, Méndez, en la tarde más calurosa que se recuerde en los Pellegrini, peleaba con Mirtha Legrand en el campeonato de los abrazos y saludos. Y ganaba.
La conductora, cordial, se paraba ante cada muestra de afecto. Al jockey lo zamarreaban de un lado a otro. De abrazo en abrazo.
Por segunda vez consecutiva, Storm Mayor ganó el Carlos Pellegrini. La carrera con la que sueñan todos. La que seguro no dejaba dormir en los últimos días a Juan Vargas, un jockey peruano que salió por primera vez de su país para venir a San Isidro con una yegua de inclusión inexplicable... salvo porque terminó segunda a tres cuartos de cuerpo. El nombre, Shuaily.
Pablo Falero, el jinete que no se equivoca, eligió a Cirque du Soleil porque en su balanza hubo razones que pesaron más que las técnicas o que el impulso de volver a ganar con Storm Mayor, un año después de hacer temblar este mismo hipódromo con la victoria que empezó a convertir a un caballo en leyenda.Y Cirque du Soleil, de los que más pareció sufrir el calor, a juzgar por ese cuerpo brillante de sudor en la redonda, fue a la punta con buena ventaja. Erdosain fue un escolta de corto vuelo y Storm Mayor apuró el paso en cuanto Méndez se dio cuenta de que no había que perderle pisada al puntero.
Se acercó en el codo el hijo de Bernstein y dominó en los primeros pasos del derecho. La ventaja que sacó ya levantaba aplausos. La imagen de la televisión, ampliada en dos pantallas gigantes de maravillosa visión, mostraba a Storm Mayor solo, pero tuvo que ampliarse aun más porque por afuera venía un malón. Entonces se vio el látigo de Méndez trabajar a destajo. Y no era para que su caballo luciera más.
Atrevida, la peruana improbable venía a fondo. Las mangas amarillas de Vargas movían riendas y fusta. Su increíble viaje en la recta había comenzado desde el último puesto y por los palos. Pasó a un rival Shuaily, pero se encontró con una pared en los 300. Se abrió hasta media cancha aunque, luego se comprobó, era tarde. "Creí que había ganado", dijo Vargas, de 24 años, entre feliz y sorprendido.
Uno de los brazos amarillos tenían un brazalete negro, en tributo de Robalca, el notable periodista que murió hace una semana, llevándose un prestigio que lo hizo presidente del Jockey Club del Perú.
El puño apretado de Méndez. El sereno galope de Storm Mayor de regreso. La ovación de todas las tribunas. Las imágenes se repiten en cada Pellegrini. Pero éste es diferente. La historia que se cuenta en triunfos recordará que el caballo entrenado por Juan Esteban Bianchi tiene dos victorias al hilo. Una hazaña tan grande que, en 100 años, se cuenta con los dedos de una mano.
1 comentario:
Como putie a Falero ese dia !!!! No GANO NADA, pero le tenia fe en el Pelegrini (Siempre respetando a STORM MAYOR) Jugue perfecta 6 - 9 Y faltando 400 metros se me FUE EL MUNDO ABAJO !!!!
Jajajajajjjajaj. Y bueno no siempre se gana, peor me lleve un Hermosos dia de Turf y unas calcomanias de ESPN espectaculares
SALUDOS !!! Excelente la PAGINA
Icemat_lucky
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